Unaveintiuno
Acabo de entender el por qué me gusta la quietud de esta hora. Mientras escribo con una mano abalanzado sobre el escritorio. Quemando los días de a poco. Pensando.
Pensando y sintiendo. En el continuo jugueteo de la acción y reacción… cascadas de sensaciones, involuntarias, ineludibles y mezcladas.
Y se mezclan los miedos, los recuerdos… perspectivas, alucinaciones, fantasías y lo incomprensible.
Mientras… afuera todo sigue avanzando sin mirar atrás, sin malgastar un segundo en visualizar adonde te lleva la vorágine del ajetreo.
En esta hora hay silencio y tranquilidad
Silencio para escuchar otra vez las voces sin voz dentro de mi cabeza… que se mezclan y abalanzan, como yo, apresuradas por comunicar algo
¿Qué?
Quien sabe… por ahora sigo sólo sintiendo y pensando...
disfrutando la quietud y el silencio de esta hora.
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